Después de su recolección en la boca de los hormigueros, las hormigas son envasadas en recipientes de material fuerte para que al ser trasportadas vivas a los centros de acopio en las
cabeceras municipales lleguen en las mejores condiciones de bienestar, puedan respirar cómodamente y con los mínimos niveles de estrés pre-sacrificio. Seguidamente se someten a un proceso de
eliminación de alas y patas, para posteriormente bañarlas con una solución de salmuera. De ahí y aún vivas son tostadas en recipientes de barro en forma de tiestos y a fuego vivo, cuidando que
los aceites que segregan los cuerpos de las hormigas oficien como lubricantes naturales en su proceso de cocción, de la mejor manera como lo hacían nuestros antepasados aborígenes Guanes hace ya
más de 500 años
Uno de los secretos de su proceso de tostado es precisamente garantizar que los niveles de agua presentes en el cuerpo de la hormiga sean eliminados para que no representen un riesgo de fermentación o mal estado.
Los aceites naturales segregados por las hormigas en su tostado, sumados a la salmuera con que se bañan antes de su cocción, permiten que se puedan conservar en estado óptimo por
más de un año. Se deben almacenar a temperatura ambiente en recipientes de loza o vidrio opaco debidamente sellados, para evitar el ataque de animales rapaces u otras clases de hormigas
caníbales